PROSA Nº 4 DESDE MI CAPARAZÓN
Madrid, marzo de 2090
Fue hace ahora 70 años, a comienzos del lejano año 2020, cuando, con la expansión de aquel desconocido y devastador virus llamado Covid-19, comenzó lo que décadas después llamaríamos “Era de los guantes”.
Algunos periódicos de aquellas fechas muestran cómo los doctores lucharon a contrarreloj en hospitales de campaña, igual que en un campo de batalla, para salvar vidas. A costa incluso de su propia integridad física y psicológica, intentando no desfallecer en una guerra contra un virus de altísima letalidad, codo a codo con enfermeros, celadores y demás pilares importantes.
El personal médico parecía poseído por la diosa griega de la Salud, Higía, pues ellos sacaban fuerzas sobrenaturales en jornadas interminables. Los empleados encargados de la limpieza intrahospitalaria también se dejaron el alma en su empeño por erradicar ese mal. Limpiaban y limpiaban con esmero.
Aquellos titánicos esfuerzos salvaron a millones de personas, pero otros miles no tuvieron tanta suerte. La pandemia se cebó sobre todo con el más valioso tesoro de cualquier nación: la experiencia de sus mayores. Lamentablemente, fallecieron “antes de tiempo” decenas de miles de abuelitos, dejando a muchos hijos y nietos sumidos en una gran pena y desolación.
Sin ellos, hubo en muchas familias escasez de historias antiguas, de caminatas lentas, de anécdotas sin internet, de aventuras de amor a la vieja usanza con sus largas ceremonias de conquista. Según los diarios de vida de esa época, para muchos jóvenes fue extraño seguir el camino de la vida sin los sabios consejos de la abuela. Cayó la venta de infusiones variadas para todo tipo de dolencias y aumentaron los adictos a medicarse con químicos farmacéuticos.
Ante este panorama, los poetas, siempre tan sensibles, estaban en shock y se les hacía difícil escribir. Pero se esforzaron por transmitir positivismo en un contexto de obligado distanciamiento social, desconfianza y manos guardadas dentro de coloridos guantes, una prenda que en época medieval servía como elegante símbolo de nobleza, y que en ese momento, de látex y fabricados en cantidades industriales, se llevaban como barrera frente al fatídico contagio.
Los aviones se habían detenido vaciando todo el espacio aéreo mundial, los animales bajaron a las ciudades, las calles durmieron, el mundo entero quedó en silencio, desconcertado, aterrado, se perdía a momentos la fe y en los hogares fue decayendo el poder adquisitivo por la imposibilidad de salir a trabajar.
La ansiada inspiración se volvía cada vez más esquiva y miserable, pero cuentan —y hay cientos de documentos audiovisuales dando fe de ello— que hubo valientes que, a pesar del pesimismo reinante en cada calle y portal, cantaron desde los balcones. Otros bailaron en medio de las lágrimas de tristeza que se confundían con el llanto de la emoción refugiada en el arte. Canciones, poemas desgarradores, vídeos comunitarios y pinturas inquietantes develan jornadas muy difíciles pero llenas de esperanza.
Repartidores, personal de supermercados, policías y muchos más que hicieron que el mundo no se parara del todo, arriesgaron cada día su vida para proporcionar las necesidades básicas a las familias confinadas en sus casas, provistos de guantes, viseras de pantallas protectoras transparentes y, por supuesto, mascarillas. Todos iban con la boca y nariz tapada. Los padres de una vieja amiga cuentan que se enamoraron durante aquella terrible epidemia a través de la mirada. Trabajaban juntos a varios metros de distancia, pero acabaron incluso aprendiendo a comunicarse con las cejas.
Afortunadamente, la luz divina del sosiego llega después de cualquier tormenta o tornado. La Historia cuenta que cuando todo eso terminó, la gente corrió por las calles y avenidas para abrazarse, valorando la libertad. Todas esas experiencias en la “Era de los guantes” sirvieron a la humanidad hasta estos días, para reforzar la coraza de confianza y agradecer la bendición de un nuevo día con salud. El hombre aprendió a sufrir y a superar ese sufrimiento y el llanto por los fallecidos dio la fuerza para cambiar el mal por el bien, por ellos, por su estela de sapiencia en el sendero de la vida.
El mundo supo que necesitaba un cambio radical por los que partieron y se hizo un desafío universal luchar día a día por el futuro noble de las cosas simples. Dicen que tras aquello aprendimos a disfrutar al máximo del canto de las aves, del ruido del viento y del mar, de la belleza exacta de los lirios, las orquídeas y los tulipanes o de la danza de las abejas en el proceso evolutivo. Y, sí, aquí estoy yo sentada, mirando un horizonte iluminado de girasoles que van buscando en su conjunto al sol, y leo emocionada este libro con las viejas crónicas de aquella mortal pandemia.
En este atardecer extraño, siento a mis antepasados en mi corazón con sus guiños de remembranzas de aquella fatídica Era de los guantes. Por aquellos días y horas, tengo la certeza de que el ser humano ha renacido y hoy, cerca ya del siglo XXII, vibro en este entorno lleno de rosas azules que de forma natural llegaron para quedarse en esta nueva Era de los detalles, de la paz y de la quietud espiritual.
Que buena reflexión de esta pandemia. Ahora valoraremos tantas cosas. Es mirar diferente hacia el futuro. Felicidades Amely
Hermanita eres increíblemente buena en lo que haces
Te abrazo desde la distancia !!!
Querida hermanita. A veces quisiera que estuvieras aquí, cerquita, hay momentos difíciles en la vida que nos gustaría estar con todas las personas que queremos, pero eso no se puede por las distancias. Gracias a Dios porque tenemos muchas maneras de comunicarnos. ¡Cuídate mucho!
Hoooola. Ojalá que todo vuelva pronto a la normalidad, valorando a fondo cada momento. Un gran abrazote!!!
Hermoso y real testimonio vivido y el renacer feliz al término de este gran monstruo del virus llamado Covid.. Felicitaciones amiga un gran abrazo
Interesante. Me gusta. Ojalá esto nos deje alguna lección. Si olvidamos y volvemos al salvajismo que acostumbramos. Nos veremos en la obligación de invocar nuevamente a los virus.
Geral Arci:
Tengo la confianza que hemos aprendido la lección, aunque sea en parte. Vamos hablando y a no dejar de escribir amigo.
Amely
Querida Bessie:
Aquí lo estamos llevando un poquito mejor y creo que con optimismo, podemos ir cambiando las energías del Universo.
Un abrazo amiga bella!!
Como estoy en primera línea de estea tsunami, me hace reflexionar tu rosarios de palabras, de esta solitaria situación. Espero poder dejar lo escrito a mis nietos. Así tendrán sentido los 500 años de sus antepasados de varias ramas en varios continentes. Gracias por tu lindo escrito de estos días de incertidumbre, dan sentido a mi quehacer de los últimos tiempos. Besos virtuales energéticos en el viento.
Querido amigo Santos:
Estoy segura que si tú escribieras sobre este tema lo harías excelente, tu forma de ver la vida e ir redactando es digna de todo elogio. Anímate y espero otro libro tuyo. Sin duda.
Abrazos miles!
Querida amiga, leí tan atentamente tu reflexión, que a ratos saltaba mi corazón y salían lágrimas de mis ojos, tus palabras calaron profundo en mi mente y en mi corazón, algo así, como si yo misma estuviera contando historias a mis nietos, que aún no nacen.. Me alegro tanto de tenerte como amiga, me haces sentir orgullo de conocer a una persona tan llena de amor por el prójimo y la naturaleza… En esta ocasión no diré que admiro tu imaginación, tus palabras son como las de un oráculo, y me dan la esperanza de que llegaremos a ese tiempo, a pesar de esta horrible pandemia. Eres tremenda Patita. Amely Duvauchelle. ❤️❤️❤️??
Muchísimas gracias por tus lindas palabras Rosita:
Yo siempre he pensado que tú eres el ejemplo de mujer chilena, trabajadora, que tira para adelante como sea, por sacar a su familia hacia un futuro mejor. Eres admirable tú. Yo, solo escribo desde el alma y adelantarme un poco a cómo lo verían nuestras futuras generaciones esta pandemia, era una idea que me daba vueltas en la cabeza y creo que quedó entretenido y sobretodo que nos haga reflexionar y avanzar en paz, armonía y compasión por los demás.
Gracias por comentar amiga, las recuerdo a todo el grupo de Comercialinas, son parte ya de mi familia.
Que bien Amely, ojalá se hagan realidad tus hermosas palabras.
Buenas Tardes José Carlos:
Creo en el ser humano y me imagino que no habrá pasado todo esto en vano, seguro que aprenderemos grandes lecciones. Y en un futuro habremos valorado tanto el lugar donde vivimos, como a nuestros semejantes.
Gracias por comentar, te dejo un saludo,
Amely
Que bonito el texto de entrada. Una buena manera de engancharme a tu blog. Mil gracias. Besos.
Mauricio:
Muchas gracias por dedicarnos unas palabras, cuando la gente opina y le gusta lo que hacemos, es el motor que nos da fuerza a seguir. En estos días tan difíciles, se me hizo muchas veces cuesta arriba escribir algo, porque todo alrededor eran penas. Pero, poco a poco hay que animarse y seguir por la senda…
Un gran abrazote!!!
Lindo texto Amely. Un recuerdo cargado de esperanza. Que en el año 90 se recuerde así. Sería fantástico.
Querido amigo:
Seguro que para unos años más habremos tomado lección de muchas cosas que nos hacían falta en nuestro espíritu, pero si no ha sido así, todo llega a su tiempo. El primer paso, ya está dado por el Universo, somos nosotros los que tenemos que caminar ahora en ese rumbo.
Un abracito grande para ti y María Ángeles.
Magistral demostración de la sensibilidad que guarda tu corazón, ojála tus palabras sean premonitorios y el ser humano aprenda que debemos dejar el odio y las envidias lejos y nos respetemos y queramos un poquito más, ayudándonos unos a otros, haciéndonos fuertes contra cualquier amenaza que nos acecha, por qué si somos un poco conscientes y consecuentes, está pandemia nos demuestra una vez más que en la unión y el amor está la victoria…..un beso grande AMIGA MIA
Querido Josesito:
A pesar que un tiempo no supe nada de ti, me alegra saber que siempre estuviste ahí, pendiente de los pasos que voy dando, para engrandecer el cariño y compasión hacia mis hermanos, y poder escribir acerca de los sentimientos, esa es la tarea de todos, sensibilizarnos cada día más. Te mando un gran abrazo para ti y esposa. Son unas lindas personas.
Abrazos!!!
Me enternecieron tus letras, tantísima verdad en ellas. Esperanza en que tus letras se conviertan en realidad en breve y aprendamos de ello. Impresionada Amely. Sin duda tienes un ferviente seguidora de tus próximas publicaciones.
Te agradezco Esther por tus palabras y confío que la esperanza y bondad siempre van a triunfar ante las adversidades y vamos luchando día a día por ello.
Un gran abrazote poeta!!!
Amely, sólo puedo decir, Que así sea! y comience esa nueva era que auguras…
No hay certezas…
Una cosa está clara, para bien o para mal… no volveremos a ser los mismos…
Bernie:
Sin duda, ya no somos los mismos y no volveremos a serlo. Ahora valoraremos más cada momento y lo disfrutaremos al máximo. Hemos vivido en carne propia lo que significa la palabra libertad y esperanza. Hemos despertado cada mañana acomodándonos a las circunstancias y eso es madurar y sobrevivir.
un gran abracito lleno de cariño y gracias por comentar.
Amely
Es un hermoso relato Patita , que de verdad emociona; son palabras profundas que llegan al alma. Saludos y muchas Felicidades. Quien te recuerda a la distancia, un abrazote, Leonor.
Leonor!!!!
Cuando vi tu comentario y saber de ti, después de tantos años, ¡no lo podía creer! Me encanta saber que un relato puede unir a personas desde cualquier latitud del mundo y que además, podemos situarnos en tiempos y espacios diferente, para soñar, para transmitir, para aliviar, para entretener.
Muchísimas gracias por tus palabras.
Un saludo
Patty
Esperanzador relato mi querida Amely <3
Ana María:
Cuando la vida te da tormentas, tenemos dos caminos, llorar por ello y caer en tristeza hasta que salga el sol, o bien buscar la enseñanza de los mensajes que se van urdiendo a nuestro alrededor. Cuesta tener esperanzas en el momento en que ves que se van desmoronando los cimientos, pero sí que hay un mañana después de la tormenta y nuestra misión es que sea esperanzador. Seguro que lo lograremos.
Que así sea…
Un gran abrazo!!!
Precioso relato y una composición perfecta de lo que podría ser nuestro presente visto en los ojos de otras generaciones que vendrán, del mismo modo que hoy se cuentan historias de la segunda guerra mundial. Genial, Amely, no dejas de sorprendernos!!
????
Muchísimas gracias querido primo:
Sin duda, viviendo de ti el comentario, me llena de emoción, porque eres realmente espectacular escribiendo y me hace muy feliz que estés en este bello mundo que te hace soñar, que es la literatura. Y por supuesto que las futuras generaciones hablarán de estos momentos y se sentirán orgullosos de nosotros, de que no hayamos perdido la fe.
Un saludote grande primo!!!
Maravilloso relato en forma de reflexiónes. Muchas gracias por enviarmelo y por compartirlo conmigo Amely.
Como siempre describes muy bien los acontecimientos que estamos viviendo a nivel mundial. Se que mañana será otro día. Y estos quedaran en el recuerdo, con esto Se aprenderá a valorar las cosas simples de la vida. Te queremos, ido la.
Hermosas palabras describe en forma fácil lo que se está viviendo te felicito un abrazo
Me ha encantado. Eres genial